Al hilo del desgraciado accidente en el que una persona perdió la vida en el derrumbe de uno de los forjados del madrileño Hotel Ritz, con el consiguiente desplome de uno de los andamios ubicados en dicho forjado, accidente que unido al que sucedió hace unos meses en un edificio de la calle General Martínez Campos, nos hace reflexionar sobre lo que los medios de comunicación, así como especialistas en la materia, agentes sociales o la propia inspección de trabajo, califican como «un repunte de la siniestralidad», que desde Peritos de Accidentes Laborales queremos analizar con detalle.
Pudiendo estar más o menos de acuerdo con el hecho de que, uno de los sectores que presenta un alto grado de siniestralidad, como es el sector de la construcción, se encuentre en «un periodo de recuperación», tenemos que poner de manifiesto un fenómeno de lógica, a mayor demanda de mano de obra y aumento de la actividad productiva, mayor riesgo de que se produzcan accidentes o incidentes derivados del ámbito de la seguridad y salud.
Esta relación de causalidad, no solo obedece a factores estadísticos, sino que entran en juego factores previos a la crisis, como son la falta de formación, información, mano de obra poco cualificada y jornadas excesivas o que también se llaman «destajos», a lo que hay que unir que con el periodo de crisis que se cebó especialmente con este sector, provocó que se invirtiera poco en seguridad y salud, tanto en medios técnicos como humanos, descuidándose una parte tan importante como es la implantación de protecciones colectivas por personal especializado, así como personal que controle dicha implantación.
En el caso de los dos accidentes con los que hemos iniciado el artículo, confluye otra circunstancia, el hecho de que las obras de demolición, rehabilitación, remodelación o reforma de grandes infraestructuras son de mayor peligrosidad que la obra nueva, donde hay más posibilidades de controlar el riesgo.
Es importante en estos casos contar con procedimientos de trabajo perfectamente implantados y ejecutados por personal especializado, así como conocer la capacidad de carga, sobrecarga, materiales etc, de las estructuras sobre las que estamos trabajando, a efectos de prevenir cualquier situación que pueda generar un derrumbamiento de dichas estructuras, contar con recursos preventivos que controlen que el procedimiento y el plan de seguridad se están cumpliendo y no son solo documentos que se han redactado «por si pasa algo», así mismo en éste tipo de trabajos es importante que el personal sea especializado huyendo de la contratación de fuerza bruta.
Los sindicatos alertan y confirman ése fatídico dato estadístico del aumento de la siniestralidad, sin embargo observamos como no se están poniendo los medios, circunstancia que resulta difícil de creer en el caso del siniestro del Hotel Ritz, el cuál contaba con un presupuesto estimado de 99 millones de euros y ejecutado por una importante constructora, lo que nos hace reflexionar sobre la circunstancia de que está fallando, quienes son los responsables y que medidas hay que poner para evitar éstas situaciones que solo dejan tragedias cuando suceden.
En este punto la cuestión sería, ¿hay que intensificar las inspecciones de trabajo, dotando a dicho cuerpo de funcionarios de más efectivos?, ¿endurecer las sanciones y las penas?, ¿contratar personal especializado?, ¿dotar de mayor presupuesto las partidas de seguridad y salud y que se produzca una inversión real en medios de protección?.
En mi opinión creo que sería conveniente integrar todas las acciones mencionadas, no olvidando los comportamientos tanto de empresarios como de trabajadores a la hora de ejecutar los trabajos, ya que de no proceder así, nos encontraremos con niveles de siniestralidad anteriores al periodo de crisis que suponen la perdida de vidas y un importante coste económico.
Así mismo y una vez sucedido el accidente reiterar la conveniencia de tener un buen equipo que nos asesore y nos guíe a través de todo el proceso.